¿Por qué es bueno hacer ejercicio? Más allá de los discursos médicos que hablan de los beneficios de ejercitarse cada día; el ejercicio también proporciona ventajas adicionales a la salud física; por ejemplo, ayuda a los estudiantes a practicar valores como el compañerismo, el respeto por el otro, la perseverancia, entre otros. Y además, ejercitarse también es útil para potenciar el aprendizaje.
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¿Cuáles son los beneficios del ejercicio para el proceso de aprendizaje?
El ejercicio, según investigaciones, contribuye positivamente en los procesos cognitivos; esto se sustenta en el hecho de que mientras más actividades físicas registre una persona, menos degeneración neuronal presenta. Además, hay investigaciones, hechas en niños, donde se ha demostrado que, aquellos que practican alguna actividad física de forma regular, tienen procesos cognitivos mejores que niños que tienen un estilo de vida más sedentario (Stone, 1965).
Este no es el único estudio hecho, investigaciones de Cocke (2002), Dwyer et. al (1983), Shephard (1997) y Tremblay, Inman y Willms (2000) pusieron en evidencia que aquellos estudiantes que practicaban actividad física adicional a la de sus escuelas tendían a mostrar mejor funcionamiento del cerebro, niveles más altos de concentración; mejor comportamiento, el cual favorece el proceso de aprendizaje; entre otros (Ramírez, et. al, 2004).
En cuanto a las mejoras puntuales que el ejercicio ofrece respecto al desarrollo cognitivo, podemos anotar las siguientes:
1. Mejora la plasticidad sináptica
Cuando hablamos de que el ejercicio mejora la capacidad sináptica, nos referimos a cómo beneficia la comunicación entre neuronas en el cerebro. Al hacer ejercicio, estas conexiones se fortalecen y optimizan, lo que potencia nuestra habilidad para aprender y retener información. Además las señales entre neuronas fluyen con mayor fluidez, agilizando nuestra capacidad mental.
2. Ayuda a controlar los niveles de cortisol
Al practicar actividad física podemos descomponer el cortisol, el cual es la hormona del estrés y el causante de que no se concilie el sueño con facilidad. En consecuencia, el ejercicio permite el aumento de la melatonina (hormona del sueño), lo que repercute en que se pueda dormir mejor y se tenga menos niveles de estrés. En consecuencia la persona está más predispuesta a aprender y recibir información.
3. La creatividad también se ve beneficiada
La práctica de distintas actividades deportivas permite que las personas se enfrenten a situaciones diversas, diferentes reglas, etc. lo que las ayuda a desarrollar, idear e inventar soluciones rápidas para los diferentes escenarios que se les plantean.
¿Qué tipos de ejercicios favorecen la capacidad cognitiva?
Si bien dejar de llevar una vida sedentaria e incluir actividad física diaria, como caminar o hacer tareas domésticas activas, ya es beneficioso para el desarrollo cognitivo, existen algunos tipos de ejercicios que resultan más beneficiosos que otros en este aspecto.
En este escenario, los ejercicios más eficaces son aquellos que combinan los de tipo cardiovascular con aquellos que involucran entrenamientos de resistencia. Por ejemplo, actividades como correr, nadar, montar en bicicleta o el baile enérgico no solo mejoran la salud cardiovascular, sino que también estimulan el flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que puede tener un impacto positivo en la función cognitiva a largo plazo. Asimismo, ejercicios de resistencia, como el levantamiento de pesas o el yoga, contribuyen a fortalecer los músculos y a mejorar la resistencia física, lo que a su vez puede traducirse en una mayor agudeza mental.